Casi 10 meses después de asumir la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, sigue hoy sin dejar clara su política hacia Cuba.
Sin embargo, medios de prensa señalan que el mandatario amaga con una tercera vía que combine la de sus antecesores: el acercamiento de Barack Obama (2009-2017) y la línea dura de Donald Trump (2017-2021).
Jake Sullivan, su asesor de Seguridad Nacional, consideró en una entrevista concedida este fin de semana a la CNN que en realidad las «circunstancias cambiaron» en la estrategia hacia la isla.
Algunos expertos se preguntan cuáles son esas “circunstancias” porque el bloqueo económico, comercial y financiero, principal obstáculo en la relación bilateral, se mantiene intacto incluso reforzado con las 243 medidas adoptadas por Trump que continúan vigentes.
En sus declaraciones, Sullivan trató de justificar el incumplimiento de Biden a su promesa de campaña porque, sencillamente, las decisiones del presidente “no se guían por políticas electorales”.
Según el asesor de Seguridad Nacional “las cosas cambiaron un poco este año”, tras los disturbios del pasado 11 de julio en la isla, que el Gobierno cubano denunció como un plan fraguado desde Estados Unidos para desestabilizar al país caribeño.
La Casa Blanca reconsidera “sus opciones”, planteó el funcionario.
En un mensaje publicado en la red social Twitter, Johana Tablada, subdirectora general para Estados Unidos de la Cancillería cubana, escribió que el mismo mensaje enlatado y deshonesto de “las circunstancias” lo repitió este domingo Juan González, principal asesor de Biden en temas de América Latina.
“Como si hubieran hecho algo distinto antes del 11 J que no fuese ceder a la extorsión del lobby anticubano, mentir y aprovecharse de las 243 medidas inhumanas de #Trump”, expresó la diplomática en la plataforma de Internet.
El propio González fue quien anticipó en abril de este año que “Joe Biden no es Barack Obama en la política hacia Cuba”, habló e la «revisión” de una política que entonces no era prioridad porque la administración se enfocaba «en varias crisis alrededor del mundo, y también en la situación doméstica”.
En 2014, el entonces presidente Obama anunció el inicio de un proceso de normalización con Cuba que permitió el restablecimiento de las relaciones diplomáticas –rotas de forma unilateral por Estados Unidos de manera oficial el 30 de diciembre de 1960 (hecho público el 3 de enero de 1961).
Pero en 2017, Trump, apenas tomó posesión de su cargo, cambió el enfoque del acercamiento por la hostilidad, reinstaló sanciones y dio más de una vuelta de tuerca al bloqueo que sufre el pueblo cubano por seis décadas.
Diversas organizaciones y personalidades solidarias con la mayor de las Antillas, tanto dentro como fuera de Estados Unidos, exigen el levantamiento de ese cerco, que sobrevivió a 11 administraciones de la Casa Blanca, tanto demócratas como republicanas.
En sus pedidos, iniciativas como Puentes de Amor, llaman a Biden a cumplir lo que prometió en su campaña electoral, porque el compromiso de cambio le dio votos, en particular dentro de un amplio sector que busca el camino del entendimiento entre ambos lados.
Estudiosos de las relaciones Estados Unidos-Cuba, plantean que del gobierno de James Carter (1977-1981) a la fecha, los presidentes demócratas que le siguieron extendieron ligeramente o recuperaron, en todo caso, las mismas medidas.
Es decir leyes para viajar a Cuba, envío de remesas, venta de medicinas y alimentos, acuerdos de cooperación en materia de narcotráfico, tráfico de personas, cumplimiento de acuerdos migratorios, opinó el doctor Ricardo Domínguez, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Mientras que casi por regla –subrayó-, los de estirpe republicana se encargaron de disminuir las áreas de colaboración con la isla y eliminar las flexibilizaciones al bloqueo.
No obstante, advirtió, debe tenerse cuidado con cualquier intento de generalizar este comportamiento partidista, porque si bien los gobernantes demócratas han sido los de mayor disposición a ampliar las acciones de colaboración con Cuba también protagonizaron fuertes medidas contra la nación antillana.
El demócrata William Clinton decretó en marzo de 1996 la Ley Helms-Burton, que ratificó la internacionalización del bloqueo contra Cuba y en 2001, el republicano George W. Bush alentó el comercio de carácter humanitario con Cuba y al mismo tiempo redujo el envío de remesas y los permisos de viaje.
Por su parte, Obama flexibilizó las restricciones para visitar Cuba y aumentó el envío de remesas, y pese a que admitió el fracaso del bloqueo en su intento de rendir al pueblo cubano, durante su periodo lo aplicó con toda su intensidad y rigor, según denunciaron en su momento las autoridades de La Habana.
A propósito, Biden rechazó la semana pasada algunas de las propuestas sobre el autorizo y las vías para enviar remesas a Cuba y con ello mantiene una prohibición que afecta a las familias residentes en la isla.
(Tomado de Prensa Latina)
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