Del bloqueo genocida de Estados Unidos contra Cuba
Por Mario Sosa de León
¿Qué pasaría si Estados Unidos impone a Guatemala un bloqueo que impida la exportación de la agrícola y agroindustrial, la importación de bienes de capital, combustibles, medicamentos, alimentos y demás bienes de consumo, la obtención de crédito, además del envío de remesas procedentes de los migrantes guatemaltecos en ese país?
En tales circunstancias, no solo afectaría la economía y el comercio, sino también impactaría inmediatamente en la satisfacción de las necesidades básicas de la población, que de hecho ya se encuentra padeciendo las condiciones de pobreza y miseria. Considérese que, en el caso de las remesas, estas equivalen a cerca del 20% del producto interno bruto de nuestro país. En el supuesto que Estados Unidos implementara una política injerencista de ese tipo, Guatemala entraría en una crisis severa y profunda, de incalculables consecuencias. Estaríamos, sin duda, hablando de una política genocida contra nuestro pueblo y estaríamos calificando dicho bloqueo como causa principal de nuestros problemas.
En el caso cubano, dicho bloqueo impuesto por EE.UU. inicia desde el primer día del triunfo de la revolución en 1959 y fue oficializado en febrero de 1962. Su duración e impacto son fundamentales para entender las dificultades que ha experimentado y experimenta el pueblo hermano de Cuba. En los últimos años dicho bloqueo ha sido extendido y profundizado, en especial con la inclusión de dicho país en la lista unilateral del Departamento de Estado de los EE.UU. sobre países supuestamente patrocinadores del terrorismo, con lo cual se ha exacerbado la persecución de las transacciones financieras cubanas para agenciarse de bienes de distinta naturaleza: productiva, sanitaria, alimentaria, etc.
¿Cuáles han sido los impactos del bloqueo estadounidense? En seis décadas de aplicación, los daños acumulados a la economía ascienden a 164 mil 141,1 millones de dólares (a precios corrientes); y solo entre marzo de 2023 y febrero de 2024, se estiman en el orden de los 5 mil 56,8 millones de dólares, con un aumento de 189,8 millones con respecto al año anterior. Esto ha impedido que el PIB de Cuba creciera alrededor del 8% en 2023.
Las afectaciones, como resultan evidentes, no solo alcanzan a las empresas estatales sino también a las pequeñas empresas privadas, cooperativas y empresas extranjeras con inversiones en dicho país. Impide, por ejemplo, la compra de tecnología, combustibles, la adquisición de créditos, la llegada de turistas y tiene implicaciones severas en las condiciones de vida de la población.
Las medidas contenidas en la política de bloqueo impiden la importación de insumos agrícolas, maquinaria, repuestos, tecnologías, combustible, alimentos. Las restricciones financieras impuestas implican el aumento de los precios de compra y transacción y la imposibilidad de contratar navieras. Además de los efectos en la producción y disponibilidad de productos básicos, esto ha impactado, así mismo, en el aumento de precios de los alimentos, lo que ha dañado la calidad de vida y la seguridad alimentaria de la población cubana. En este ámbito, se estima que 4 meses de bloqueo equivalen al financiamiento necesario para garantizar durante un año la entrega de la canasta familiar normada de productos a la población (1 600 millones de dólares aproximadamente).
En materia de salud, el bloqueo impide a Cuba el acceso a medicamentos, equipos e insumos médicos y financiamiento, lo que afecta directamente la calidad y disponibilidad de los servicios de salud, en especial en el tratamiento de enfermedades y la producción de medicamentos. En números, se calcula que sólo 25 días de bloqueo equivalen al financiamiento requerido para cubrir las necesidades del Cuadro Básico de Medicamentos del país durante un año (339 millones de dólares aproximadamente).
Sin obviar otros factores, es indudable que el bloqueo estadounidense es la principal causa de la problemática económica, comercial, financiera, energética, sanitaria y alimentaria que enfrenta el pueblo cubano. Siendo estas sus implicaciones, una política de esta naturaleza no puede sino ser calificada como un crimen de lesa humanidad y una política genocida, siendo que atenta contra la vida y existencia de todo un pueblo.
Esta es una política que busca, en definitiva, someter el Estado y pueblo cubano, para convertirlo en un país colonizado y recuperar el dominio que sobre dicho territorio y economía mantenía Estados Unidos sobre la isla, bajo administración –y no hay que olvidarlo- de dictaduras, como la última de Fulgencio Batista. Se pretende truncar el proceso revolucionario orientado a construir el socialismo como sistema decidido, sostenido e impulsado de forma soberana e independiente por el pueblo cubano. Esto quedó claro desde 1960 cuando circuló el memorándum interno del subsecretario de Estado, Lester Mallory, en el cual se lee: “(…) hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba (…) una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.
La condena al bloqueo es unánime en el mundo, lo cual se ha hecho patente en las asambleas generales de las Naciones Unidas. De hecho, la resolución 78/7 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, titulada “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba” de julio de 2024, lo constata y demuestran. Es una política que viola los derechos humanos del pueblo cubano y, además, el Derecho Internacional.
La crítica y condena a esta medida extraterritorial de EEUU, claramente imperialista, debe mantenerse y extenderse, para derrotar esta injusticia histórica contra el pueblo cubano y contra la humanidad.
(Cubavsbloqueo - Prensa Comunitaria)
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